Los olivos milenarios y los cátaros medievales, descubriendo Castellón

• La provincia de Castellón tiene muchos secretos entre sus tierras y montañas que están todavía por descubrir
• Desde la ruta de los olivos milenarios por bellos caminos en la comarca del Maestrat hasta la ruta novelesca de los cataros medievales en els Ports, son muchas las opciones que ofrece esta rica provincia

«La primavera ha venido, dejando en el olivar, un libro en cada nido. Vivir leyendo, leyendo mientras la paz en el mundo, no se nos vaya muriendo. Paz, paz, paz para leer, un libro abierto en el alba y otro en el atardecer». Como en estos versos de Rafael Albertí, son muchos los poetas que han dedicado su tinta y papel a estos árboles tan cargados de significado y a su vez tan significativos en los pueblos del Mediterráneo.

Y pese al proceso urbanizador que ha sufrido gran parte de este territorio todavía podemos encontrar resquicios de aquellas tierras inundadas de olivos y cuyo final alcanza el horizonte. En la misma Comunidad Valenciana queda uno de estos tesoros mediterráneos de miles de años de historia arraigadas a un suelo que les ha visto crecer. Es en la comarca del Maestrat, en el norte de Castellón, donde se encuentra la mayor concentración mundial de olivos milenarios, tal y como ha recogido Turismo de la Comunidad Valenciana.

Nos adentramos en este territorio para conocer sus gentes de espíritu acogedor, pisar su tierra cercada a un lado de mar y a otro de interior, oler su aire con sabor a oro verde y probar su gastronomía. Durante el trayecto nos acompañan a los dos lados de la carretera majestuosos olivos, algunos de hasta ocho metros de perímetro de tallo. Simplemente extraordinario. Y son el preludio a lo que nos espera porque a la entrada de Canet Lo Roig dos impresionantes olivos milenarios nos dan la bienvenida, un presagio de que esta localidad no es en vano conocida por ser la que más olivos de toda la Comunitat Valenciana alberga.

«Tiene más de mil olivos milenarios oficialmente censados aunque podrían haber más», explica Chema Rabasa, cofundador de la empresa líder en dar a conocer estos paisajes a través de rutas cicloturistas, Itinerantur: «la primera vez que vienes aquí te sorprende todo lo que te encuentras». Algo en lo que también coincide la alcaldesa de Canet Lo Roig, Mª Ángeles Pallarés, quien define a esta pequeña localidad como «el pueblo más virgen turísticamente«.

Un enclave perfecto para desconectar y para descubrir todos los secretos de un paisaje que se remonta a tiempos de los romanos. «Aquí no hay hoteles, estamos entre la playa y el interior, muy cerca de todo pero a la vez muy tranquilos. Tenemos la piscina municipal y unas noches de verano muy suaves». Pero no es el único pueblo afortunado de tener este paisaje.

La Jana y Traiguera son los municipios vecinos en los que también se puede disfrutar ya no solo de un recorrido turístico sino de una experiencia gastronómica única. La farga es la variedad de aceite que se cultiva en esta zona, «singular y de escasa producción», tal y como recogen algunas de las mejores guías gastronómicas que destacan su gran calidad. En junio se realiza la «Fira de l’oli» en Canet lo Roig, una oportunidad para degustar el producto estrella y diferentes propuestas gastronómicas de la comarca.

Ruta de los olivos milenarios

Os invitamos a realizar esta ruta junto a Chema y Belén, los fundadores de Itinerantur. Junto a ellos recorremos los olivos mas antiguos, conoceremos la cultura de la zona y el paisaje autóctono todo ellos para «abrazar, sentir y oír el latido de los milenarios árboles». Hacemos una parada en la ermita de Santa Isabel para almorzar y descubrir la Sénia de Marimon, una antigua noria.

Desde Canet lo Roig caminamos hasta Traiguera donde visitamos el olivo más anciano del pueblo, ‘l’Olivera del Xano‘ y también hacemos una cata de este sabroso aceite, conocido allí como «oro líquido». Después de comer seguiremos con la ruta que no estaría completa sin visitasruno de los santuarios más importantes de España, el conjunto monumental del Reial Santuari de la Verge de la Font de la Salut.

No es la única ruta existente, las hay para todo tipo de públicos y dificultades deseadas. Algunas de ellas están subvencionadas por el ayuntamiento de Canet lo Roig y son de recorrido gratuito. Una forma única de disfrutar de turismo, deporte, cultura y medioambiente, tal y como concluye Chema Rabasa: «En todas las rutas que proponemos utilizamos una ecuación muy simple: si conoces el territorio que estás visitando lo tienes como propio y luchas por conservarlo. No se puede querer aquello que no se conoce«.

Ruta de los cátaros

Pero la de los olivos milenarios no es la única propuesta diferente en la provincia de Castellón. Muy cerca de esta zona del Maestrat encontramos una ruta donde el misterio y las historias novelescas se entremezclan con el pasado, la cultura y el patrimonio dels Ports.

Y es que en Morella y Sant Mateu se afincaron los últimos cátaros perfectos y allí instauraron la última comunidad cátara a principios del siglo XIV. Un ruta que nace en ‘Occitania’ -Sur de Francia y norte de Cataluña- hasta llegar a la comarca dels Ports.

La primera pregunta que a muchos les surgirá al leer esto es el significado de la palabra cátaro. Viene de catarismo, un movimiento religioso muy popular en el pueblo llano del medievo que creía en una dualidad creadora (Dios y Satanás) y predicaba el rechazo del mundo material. En pocas palabras, el cuerpo del hombre venía de Satán y el alma de Dios.

Una creencia que la Iglesia no tardó en condenar, declarando herejes a los cátaros y persiguiéndoles hasta la muerte. Este fue el caso del cátaro Belibaste, el último perfecto quemado por la Inquisición y que se refugió en Morella creando una comunidad cátara en Sant Mateu, tal y como relata Carlos Sangüesa, director de los museos de Morella, en una entrevista con elperiodic.com

«Belibaste llegaría hasta aquí en el año 1315 por el camino de ganadería -él era pastor- pasando por Cataluña». Una historia llena de aventuras y de cierto carácter «novelesco», tal y como reconoce este historiador: «Un enviado de la Inquisición, Arnaud Sicre, se ganó su confianza y le convenció para que volviera a Carcasona, donde fue quemado por el arzobispo de Narbona».

Ciertamente una historia novelesca que llega hasta nuestros días y que se respira en las calles de Sant Mateu y de Morella. En esta última localidad, por ejemplo, todavía parece que uno se traslade a la época medieval de entre los siglos XIII y XV, el auge de la Morella amurallada, los castillos y los caballeros.

Desde sus columpios inspirados en esa temática, la llegada a la ciudad que emerge de la nada en lo alto de una montaña, pasando por la muralla que bordea su casco antiguo o la biblioteca del pueblo… todo invita a sumergerse en su historia y en disfrutar de su gastronomía, perderse entre sus calles y conquistar el castillo como si de un rey te trataras.

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